Muchas veces me encuentro culpabilizándome porque a este segundo bebé no le presto tanta atención como al primero. Durante el embarazo,si bien fue breve,no le cantaba tanto, ni le leía tantos cosas, ni cuidaba tanto mi alimentación, ni me informaba tanto ni, ni, ni… La lista de cosas que había hecho antes y que ahora no hacía era tan larga que me superaban.
Un día ,me di cuenta q era algo natural en el caso de las madres por segunda vez ,pero pense en ¿Por qué no pensar en todas las cosas buenas que va tener mi bebé por ser el segundo, en vez de en todo lo que se pierde por ese mismo motivo?”.
Empeces a implementar ese lema y ahí me invadió una paz interior que continúo teniendo. Porque es cierto que Rocco no tiene (ni tendrá) a una madre en exclusiva, pero en cambio tiene una madre más segura de sí misma, con menos miedos, más tranquila y capaz de priorizar lo importante: dar amor. Un amor que, además, este segundo bebé recibe a mares de todos lo que le rodean, conscientes (por haber visto crecer tan rápido a Santy), de lo efímera de esta etapa.
Y, para colmo de bondades, Rocco tiene algo que Santy no tenía cuando nació: un hermano. ¡Y qué hermano! Santy lo adora y protege .
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